Imagen de Geralt en Pixabay bajo dominio público
Mi naturaleza es la de estudiante, no la de maestra. Me dediqué a enseñar un poco por casualidad y fuí aprendiendo poco a poco. Y me gusta que cuando enseño, aprendo. Ahora mi situación es un poco especial porque no estoy dando tantas clases. Y, en teoría, estoy usando este tiempo para aprender. Pero se aprende haciendo, y hasta que no vuelva a dar clases no podré medir el impacto de mi formación en mi enseñanza.
He aprendido que lo que vengo haciendo no es tan diferente de lo que quiero hacer, pero que tengo que ser más estructurada y rigurosa. Lo he aprendido escuchando, en los foros y a los compañeros que han valorado mi trabajo.
Asi pues, propósitos de curso nuevo, no necesariamente derivados del curso: mejorar la evaluación y dar más retroalimentación, organizar mejor el trabajo de casa del alumno y atender mejor a la diversidad.
La vida es aprendizaje, o al menos yo la entiendo así. Como normalmente doy clase a adultos siempre pienso en mí como estudiante cuando reflexiono sobre mi forma de enseñar: ¿me valdría a mí? ¿me gustaría?. Ahora, que tengo hijos, pienso en ellos y en sus amigos y a veces incluso hago pruebas con mis propias cobayas.